domingo, 5 de febrero de 2012

El Gobierno de la Orden del Temple

El  Gran Maestre Roberto de Graon, en torno al año 1140, promulgó un texto en francés que recogía la regla latina y añadía una interpretación sobre cuestiones claves que se convirtió en la norma fundamental de la Orden. Es un texto sencillo  y coherente que integra elementos provenientes de las redacciones anteriores, las integra en cuatro líneas centrales: 

  •   Amplias competencias del Gran Maestre.
  • Una elaborada normativa disciplinaria. 
  •  Incorporación de usos y mecanismos de inspiración feudal concernientes al status y al poder de los freiles.
  • Especial atención a condición militar de la Orden.
Una vez marginado el Patriarca de Jerusalén en el gobierno de la Orden, el Gran Maestre pasa a constituir la máxima autoridad, a él corresponde el gobierno del convento, la disciplina de los freiles, la representación de la Orden ante el Rey y el Papa y la interpretación de la regla. El Gran Maestre cuenta con organismos que le asesoran en el buen gobierno de la Orden:
·         El Capítulo o congregación de todos los freiles, cuyo consejo solo es conveniente que sea escuchado por el Gran Maestre en temas graves que afecten al gobierno, a la recepción de nuevos freiles y al patrimonio de la Orden.
·         El consejo de los freiles ancianos.
·         La regla no recoge en este momento un esquema jerárquico de organismos que asumen funciones especializadas (encomiendas, prioratos, tesorería, flota, etc.)
La regla establece el régimen disciplinario, las actividades de los freiles, las horas canónicas y los oficios según los canónigos del Santo Sepulcro, la alimentación, los ayunos, la vestimenta, etc. Los freiles comían en el refectorio común en silencio, escuchando lecturas piadosas y compartiendo de dos en dos la escudilla. Se les permitía comer carne tres veces por semana y se regulaba perfectamente los días de abstinencia o de ayuno completo, para los freiles que no estuviesen enfermos o fueran ancianos. El dormitorio era común, dormían con la armadura y el equipo de combate a mano; se mantenía una luz encendida durante toda la noche. Después de completas se guardaba un completo silencio en el dormitorio, solo los freiles enfermos o muy fatigados tenían licencia para faltar al rezo de maitines. El hábito y aspecto personal estaban reglamentados: los freiles profesos llevaban vestiduras blancas o negras, recubiertas en todo caso por un manto blanco, signo del compromiso de castidad. Estaba prohibido dar muestras de un cuidado superfluo en el vestido, la cara o el equipamiento militar.
Los freiles se dividían en tres categorías: los caballeros profesos, los clérigos y los hermanos sargentos. Los primeros  constituyen el núcleo y la razón de ser de la “Caballería del Rey Soberano”. A cada caballero se le asignan tres monturas y uno o varios escuderos. La Orden estaba capacitada para actuar como una institución señorial: tenía licencia para cobrar diezmos bajo ciertas condiciones, poseer propiedades, tener siervos y cobrar derechos.
Un apartado destacable de la regla trata el derecho a la violencia dentro de los límites de la guerra santa, la Orden había nacido en Palestina por inspiración divina para defender los santos lugares y a los cristianos de la destrucción. La lucha contra los enemigos de Cristo no debía generar culpabilidad, todo lo contrario, era una acción necesaria para impedir la destrucción de la cristiandad.
Caballeros casados se asociaban a la milicia y al fallecer solían donar propiedades a la Orden, también se permitía a caballeros servir a la Orden por un tiempo definido, aportando un caballo y al finalizar el plazo recibía la mitad del valor del caballo. Se alentaba a los caballeros excomulgados a unirse a la Orden para expiar sus pecados y recibir el perdón de la Iglesia.
En 1165 se promulgan los “estatutos jerárquicos”, es un texto compuesto por 145 artículos que trata sobre las funciones, competencias, derechos y honores de las dignidades de la Orden:
·         Gran Maestre, también denominado Maestre General o Soberano Maestre: Se le asignaban cuatro caballos (uno más que al resto de freiles). El séquito estaba formado de dos prohombres de la Orden, un capellán, un clérigo, un sargento, un paje que portaba la lanza y el escudo, un intérprete de sarraceno, un cocinero y dos peones. Disponía de dos acémilas en tiempo de paz y de cuatro en tiempo de guerra para transportar su equipaje. Sus atribuciones eran muy amplias, pero antes de vender una propiedad de la Orden debía obtener la autorización del capítulo. No podía emprender una guerra, acordar una tregua o prolongarla sin la aprobación del capítulo o de su consejo privado. El capítulo nombraba a las principales dignidades de la Orden: el Senescal, el Mariscal, los comendadores de Jerusalén, de Acre, de Trípoli, de Antioquía, el Pañero del Convento y los maestres de las provincias de Occidente (Francia, Inglaterra, Aragón, Castilla, Portugal, Poitou, Pouille, Hungría, etc.). El Gran Maestre podía nombrar a los comendadores, tanto en el Capítulo como en el Consejo Privado. Tenía derecho de inspección de todos los dominios del Temple. No estaba capacitado para destinar a los freiles a Occidente o a Ultramar, la lista de los freiles que podían ser movilizados era confeccionada por el Mariscal, el Comendador de Acre, el Pañero y cuatro prohombres y la decisión correspondía al Capítulo. El consejo privado estaba capacitado para deponer a un Gran Maestre como sucedió con Renaud de Vichiers. Comía en reflectorio. Se le permitía hacer regalos para el beneficio de la Orden (cien besantes, una copa de oro o plata, un traje de vero, un caballo o una armadura). No podía conceder préstamos superiores a mil besantes. Los estatutos jerárquicos resumen su autoridad: “todos los hermanos del Temple deben obedecer a su Maestre y el Maestre a su convento”.
·         El Senescal: Es el lugarteniente del Gran Maestre, su séquito personal estaba constituido por un caballero, dos escuderos, un diácono, un intérprete de sarraceno, un indígena y un turco. Disponía de cuatro caballos, una tienda redonda y un sello. Cuando el Gran Maestre estaba ausente ejercía el control sobre las encomiendas. Podía regalar a un amigo de la Casa un palafrén, una mula, una silla de montar, una copa de plata o un traje de marta, pero siempre para beneficio de la Casa y con la aprobación del Capítulo. Cuando cabalgaba llevaba a su lado al Abanderado.
·         El Mariscal: Era el jefe militar de la Orden. Tenía imperio sobre las armas, los caballos, las provisiones, las máquinas de asalto, etc. Movilizaba las fuerzas del Temple, formaba los escuadrones y planeaba las tácticas de combate. Ordenaba las compras de caballos y mulas, bajo el consentimiento del Gran Maestre. Tomaba el mando en la batalla en ausencia del Gran Maestre o del Senescal. Al atracar los barcos con  los caballos procedentes de Occidente, inspeccionaba los animales y procedía a su reparto. El séquito del Mariscal estaba formado por dos escuderos, un hermano sargento y un indígena. Su tienda era redonda, pero más pequeña que la del Gran Maestre y del Senescal. No guardaba el sello y solo podía hacer regalos de poco valor a los amigos de la Casa, como una silla de montar o un arnés ligero, pero se le recordaba que lo hiciese con poca frecuencia. Sus adjuntos eran el Turcoplier, el Submariscal y el Abanderado.
·         El Turcoplier: Su función consistía en el mando de los hermanos sargentos en batalla y de las fuerzas auxiliares (denominadas turcopolos), tanto en tiempo de paz o de guerra. Disponía de cuatro caballos y de un turcomano. Cuando era enviado en una misión de exploración, asumía el mando del escuadrón. En la formación de batalla, recibía las órdenes del Mariscal y mandaba las fuerzas auxiliares. Por iniciativa propia no podía iniciar el ataque ni perseguir a los enemigos en retirada. El Turcoplier era un hermano sargento.
·         El Submariscal: Su misión consistía en supervisar el trabajo de los artesanos, armeros, la reparación y reparto de las armas, arneses, sillas de montar, ballestas, estribos, bridas, cascos, etc. Distribuía a los escuderos. Era un cargo reservado a los hermanos sargentos.
·         El Abanderado (Gonfalonero): Mandaba a los escuderos que servían al Temple por un tiempo (por caridad o a sueldo). Repartía a los escuderos entre las casas, paga su soldada y mantenía la disciplina. En campaña formaba los grupos de escuderos. El estandarte de la Orden era portado en tiempos de paz por un escudero, situado detrás del Abanderado y en tiempos de guerra por un indígena. El Abanderado era un hermano sargento.

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