domingo, 6 de mayo de 2012

El Hospital de San Juan de Jerusalén: Su Transformación en Orden de Caballería



La Orden del Temple inauguró una vocación en la Cristiandad, pero su evolución no fue la tónica entre las Órdenes militares nacidas en Tierra Santa, el resto hicieron el camino inverso, de instituciones de vida religiosa evolucionaron por las necesidades defensivas del Reino de Jerusalén hasta convertirse en Ordenes Militares. Esta fue el camino seguido por el Hospital de San Juan de Jerusalén, la de San Lázaro, la Teutónica y la de Santo Tomás de Acre. La vocación asistencial y hospitalaria de la Orden de San Juan fue un referente para las órdenes hispánicas. Los orígenes de la Orden de San Juan son conocidos por las noticias del arzobispo Guillermo de Tiro. Desde la conquista musulmana, que arrebató Palestina, Egipto y Siria al Imperio Bizantino, la llegada de cristianos se dificultó, pero no se interrumpieron, manteniéndose un flujo continuo de peregrinos y mercaderes que precisaban de asistencia, después de un largo viaje entre infieles. Fueron los comerciantes de la ciudad italiana de Amalfi los primeros en establecer relaciones diplomáticas con el califa fatimí de Egipto de Al-Mustansir (1036-1093), permitiéndoseles a los cristianos reconstruir la iglesia del Santo Sepulcro destruida por shiíta Al-Hakin en 1009.

El comercio de los Amalfitanos con los musulmanes resultó muy próspero porque muchos de sus productos eran desconocidos para los orientales, llegando a ser de primera necesidad para ellos. Las autoridades concedieron ciertas libertades a los comerciantes de Amalfi entre las que estaba el derecho de reunión y hospedaje en Jerusalén. El califa les proporcionó un amplio espacio en el sector cristiano de la ciudad Santa, justo frente a la iglesia del Santo Sepulcro o de la Resurrección del Señor, como también era conocida. Allí construyeron una Iglesia en honor a la Virgen, que paso a denominarse Santa María la Latina y a su lado un monasterio con sus dependencias donde se instaló una comunidad de monjes italianos que se encargaron desde el principio de acoger a los peregrinos que lo pedían. Para albergar a las peregrinas los monjes de Santa María la Latina construyeron un monasterio femenino que daría protección y asistencia a las peregrinas bajo la advocación de Santa María Magdalena.

Al pasar los años las relaciones entre los cristianos y musulmanes empeoran, debido al finalizar la alianza bizantina-fatimí debido a que los turcos selyúcidas habían conquistado Bagdad. En 1071 los turcos derrotan a los bizantinos en la batalla de Manzikert y en los años sucesivos se hacen con el control efectivo de Jerusalén y Palestina. Los cristianos sufren inseguridad y abusos tributarios. Los peregrinos al llegar a Jerusalén lo hacían empobrecidos, hambrientos, sedientos, con las ropas raídas, fuesen nobles o hombres libres y debían conseguir la moneda de oro  que las autoridades musulmanas le exigían para  franquear la entrada a en Jerusalén. Una vez dentro de la ciudad la mayoría de los peregrinos quedaban a merced de los bandidos, pues los dos monasterios amalfitanos eran insuficientes para albergar a todos. La población cristiana ni el Patriarca de Jerusalén tenían capacidad para amparar a los peregrinos enfermos o heridos, pues sufrían la opresión vejatoria de las autoridades islámicas. Ante esta situación, los monjes y monjas amalfitanos decidieron despojarse de parte de sus rentas para construir una tercera iglesia con un hospital para atender a los peregrinos, que dedicaron al patriarca del siglo VII Juan de Alejandría, conocido por el apelativo de El Limosnero. Las tres fundaciones no tenían rentas suficientes y dependían de las limosnas anuales que les daban los comerciantes de Amalfi. En estas circunstancias se produjo la reconquista de Jerusalén por los cristianos en 1099.
La primera bula papal corresponde a su Santidad Pascual II que  la otorgó en 1113. El Papa se dirige a Gerardo empleando tres títulos: institutor, provisor y prepósito de la comunidad de freiles del Hospital, levantada junto a la iglesia de San Juan Bautista. La advocación se ha modificado, del inicial Patriarca Juan de Alejandría, conocido por el limosnero, al profeta San Juan Bautista, la importancia de la institución exige un patrono de más renombre. La bula concede a los Hospitalarios cinco privilegios:
-          Protección y tutela Pontificia (exención de obediencia al obispo).
-          Confirmación de los bienes recibidos.
-          Exención de diezmos sobre todas las propiedades directamente trabajadas por los hospitalarios.
-          Libertad de elección de los dirigentes de la comunidad.
-          Confirmación de la dependencia respecto del Prepósito de las casas creadas por la institución en Occidente: Saint Gilles (próxima a Marsella), Asti, Pisa, Bari, Otranto, Tarento y Mesina.
En los catorce años que transcurrieron desde la reconquista de Jerusalén, la desconocida orden del Hospital de San Juan, ha pasado de ser simplemente tres casas dedicadas a la atención de los peregrinos sin reconocimiento canónico, sin regla y con unas rentas procedentes de las limosnas de los comerciantes de Amalfi a ser confirmada por una bula papal que le reconoce los privilegios propios de una importante orden religiosa. Raimundo de Puy, el primero que usa el título de maestre, promulgará la regla de la orden antes de 1153, fecha en la que será confirmada su Santidad Eugenio III. La regla se inspira en la agustiniana, fuente de inspiración de los canónigos regulares.

En la regla encontramos tres puntos centrales:
-          El gobierno corresponde al capítulo, formado por freiles clérigos y laicos, presididos por el Maestre. Los distritos provinciales o obediencias, están sujetos al gobierno central de la Orden y a pagarle la tercera parte de sus rentas.
-          El sistema disciplinario es simple y riguroso, basado en los tres votos monásticos de pobreza, obediencia y castidad. La vida conventual regula los rezos del salterio para los clérigos y para los laicos 150 padrenuestros diarios. Las penitencias incluyen castigos corporales, ayunos, comer en el suelo, etc.
-          El cuidado de los enfermos en sus centros hospitalarios constituye la esencia de su carisma. Los cuidados no se reducen al curar las dolencias, la atención espiritual a cada peregrino es importante. Los pelegrinos debían comer antes que los freiles, el desvío de dinero dedicado a los pelegrinos para otros fines supone la expulsión del responsable. Para recoger dinero se organizan colectas y predicaciones a cargo de los freiles por toda la cristiandad.
La militarización de la Orden será un proceso que no se inicia hasta la segunda mitad del siglo XII.
¿Cuándo se produce la transformación de la Orden Hospitalaria de San Juan en una Orden Militar? Ni en la bula de constitución canónica de la Orden de 1113 ni en la aprobación pontificia de la regla de 1153 se menciona la condición militar de los monjes de San Juan. No obstante antes de ésta última fecha la Orden de San Juan recibe fortalezas para su custodia y participa en acciones militares. Así en 1136 el rey Fulcro de Jerusalén entre a la Orden de San Juan el castillo de Breit-Jibrin, en la frontera sur del reino y en 1144 el conde Raimundo II de Trípoli les cede una serie de fortalezas, entre la que destaca el imponente castillo Crac. En 1148 los caballeros del Hospital participan en la reconquista de la ciudad española de Tortosa y en 1153 en el cerco de Ascalón. La defensa del reino de Jerusalén y de la frontera en España exigía a la Orden una contribución en dinero y soldados. La desastrosa jornada de Hattin que llevó a la perdida de Jerusalén en 1187, aceleró el proceso de militarización. El papa Alejandro III hacia 1180 recordó al maestre Roger de Les Moulins que el fin principal de la Orden era la asistencia de los pelegrinos y el ejercicio de las armas era secundario.

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